
Amigo,
no empieces a equivocarte.
La felicidad y la desdicha,
se parecen,
tanto, que incluso,
podrían tener el mismo nombre.
El pasado y el futuro,
se unen a través del presente,
apenas un fino hilo, frágil,
fácil de cortar.
Bien y mal,
son prácticamente iguales;
blanco o negro,
es una cuestión de luz.
Sigues inmerso, amigo
(que no se te olvide)
en la vorágine circular de la espiral,
inacabable, insondable...
La enfermedad del ser humano
es no saber qué hacer mañana,
si llegará a pasado.
Es el tiempo, este tiempo,
el que nos vuelve locos.
Yo, consigo caminar,
crecido en el dolor,
con mi mejor pose,
esbelto, alto y sonriente
me acoplo me ajusto y piso fuerte...
Hecho de agua,
fabricado en Madrid
me subo en esta atalaya:
Aquí estoy hoy.
Éste soy yo,
el mismo que viste y calza.